Querido amigo o hermano, te damos la bienvenida a este Blog.Te invitamos a hacer tus comentarios a los artículos que leas y sobre todo te invitamos a visitarnos en nuestro local de culto sito en la calle Buero Vallejo 8 de San Martín de la Vega, Madrid.
Teléfono de contacto: 669 787 772
Correo-e: sanmartin@iglesiacuadrangular.es
Web: http://www.iglesiacuadrangular.es/
Nuestro versículo clave es Hebreos 13:8 "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos".
TE ESPERAMOS.



lunes, 10 de enero de 2011

Se que mi Redentor Vive

Queridos hermanos,
Deseando y orando que Dios os bendiga en este día, voy a compartir lo que Dios me habló hoy lunes 10 de Enero de 2011.
Cantar de los Cantares 5:10. “Mi amado es blanco y rubio, señalado entre diez mil”
Tal como ayer prediqué en la iglesia “Yo sé que mi redentor vive” y Él tiene algunas características, bueno no algunas, todas las características de Él, destacan sobre cualquier cualidad humana. Aunque sabemos que el libro de Cantar de los Cantares es un libro que habla del amor físico entre un hombre y una mujer, muchas veces se ha comparado ese amor con el amor entre Dios y Su Iglesia. Y no está mal la comparación, ya que el amor sincero que un hombre y una mujer sienten es puro y real. Así también, y de un modo perfecto, Dios ama a Su Iglesia y la iglesia ama a Su Dios. El problema es que el amor del hombre se puede acabar con los años, pero el Amor de Dios nunca se acabará, simplemente porque todo lo de Dios, incluido su amor, es infinito en cantidad y tiempo. Por lo tanto podemos estar seguros de que: Nuestro redentor vive. Y si él vive nosotros viviremos. Ya que su Amor es inagotable.
Podemos amar con nuestro amor perecedero, pero mejor es amar con el amor que Dios nos da.
No me refiero a esa frase evangélica que decimos muchas veces: “Te amo con el amor del Señor”, suena a: “No tengo mas remedio que amarte y soportarte”. Nunca me gustó esa frase. Me gusta decir “Te amo” simplemente porque Dios me ha dado tanto amor suyo que te puedo amar sin ningún problema, sin fingimiento, con total libertad, sin que implique que tu tengas que amarme. ¿Entiendes mi razonamiento? Dios me ha hecho libre y por eso puedo amar, incluso a mi enemigos. Cuanto mas a ti hermano/a a quien Dios ha puesto a mi lado para hacer juntos Su obra.
Tal vez te preguntes ¿Qué tiene que ver todo esto con el versículo de arriba? Pues bien, en Dios todo está relacionado. Decía que a veces aplicamos las frases de este libro a la relación entre Dios y la iglesia, y está bien, precisamente por el razonamiento que he expuesto anteriormente. Además el versículo en cuestión exalta la belleza del amado. ¿Quién es tu amado? ¿es Dios? ¿o es el dinero, la posición, la comodidad, la salud, tu cónyuge, tus hijos, la familia, los amigos, la iglesia? ¿Quién es tu amado?
Dice la Biblia: “Mi amado es blanco y rubio”. En otras palabras es limpio y puro, su amor es embriagante, su presencia lo llena todo, llena mi vida, mis pensamientos, mis anhelos, supera mis expectativas, sobresale sobre todas las cosas en mi vida, es como un ardiente deseo de estar junto a él, lo que mueve mi diario vivir.
Sigue diciendo: “Señalado entre diez mil”. Él destaca, no ya por como es, sino por quien es. Él es suficiente en mi vida, y yo lo distingo entre inmenso abanico de placeres que el mundo me ofrece para “mi deleite”. Pero mi único deleite es él. No le veo, pero puedo sentirle, es más puedo verle, moviéndose alrededor de mi vida, beneficiando a todos cuantos me rodean, por amor a mí. El me ama tanto y es tanto el amor que siento por él, que solo lo veo a él cuando miro mi vida. Mi amado destaca sobre todos los demás, nadie tiene su gracias, nadie habla como él, nadie me llena como él. El suple todas mis necesidades, llena todas mis expectativas. El es Dios.
Y termino como empecé ayer, con esa frase contundente de Job, llena de fe y de esperanza: “Yo sé que mi redentor vive” “Yo sé que mi redentor vive”. Que viva en tu corazón en este día y su paz esté en ti.

lunes, 3 de enero de 2011

¿Pobreza o riqueza?

El pasaje con el que Dios me habló hoy es, Proverbios 30:7-9 y dice así: “Dos cosas he demandado; no me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios”.El escritor, a modo de oración, le pide con fervor y casi desesperación, dos cosas que son muy importantes desde el punto de vista humano, y que Dios puede hacer que se hagan reales en nuestra vida. Él nos ha dado inteligencia para hacer bien las cosas, pero a veces no sabemos cómo resolver los problemas, y eso nos genera estrés y un estado de infelicidad. Por eso como Salomón, podemos pedir a nuestro buen Dios que no nos de pobreza ni riquezas. ¿Por qué? en el mismo pasaje vemos la respuesta, y esta no es mas que una consecuencia de la meditación reflexiva del autor sobre su propia vida. ¿Puedes detenerte por un momento y meditar sobre tu propia experiencia acerca de la riqueza (tiempos de abundancia económica) y de la pobreza (tiempos de escasez)?. Si somos capaces de analizar nuestras vidas, seguramente llegaremos a la misma conclusión y haremos la misma petición que el autor del proverbio. Sabemos que las riquezas nos pueden apartar de Dios, puesto que nos aportan una falsa confianza en nuestras posibilidades y habilidades, ya que solemos pensar que hemos llegado a ser ricos, o tener abundancia, por nuestro esfuerzo, pero cabe preguntarse ¿no será que aun con mi esfuerzo, que es innegable y que además Dios nos pide que lo hagamos; es Dios quien me provee de todas las cosas?
Por otro lado, si llegamos al borde de la pobreza, la tendencia humana es preguntarse a uno mismo, a los demás y al mismo Dios ¿Dónde está Él ahora; porqué Dios no me ayuda en esta situación? Y esgrimimos versículos, aunque sea a base de concordancia, para fortalecer nuestros argumentos. Pero lo cierto es que “nuestras” vidas, están en las manos de Dios. Él sabe lo que nos conviene, Él nos dará, lo mejor en el momento oportuno, en Su tiempo y no cuando nosotros queremos. Porque “nuestras” vidas no nos pertenecen, es por lo que debemos ser conscientes que debemos pedir como conviene, y en este caso el proverbio nos enseña a pedir de ese modo. ¿Acaso Dios no sabe lo que nos conviene, para que se lo tengamos que pedir? Claro que sí. Pero es que nosotros necesitamos hacer una reflexión sobre nosotros mismos, y ver donde está nuestro corazón. Al hacerlo, llegamos a la conclusión de que lo mejor es dejar todo en Sus Benditas Manos con una oración similar a la del pasaje que nos ocupa. No es casual que comience pidiendo que "vanidad y palabra mentirosa aparta de mí". Cada uno de nosotros sabemos que la riqueza trae vanidad, y comparación con la situación de otros, y nos mentimos pensando que estamos así porque somos "mejores". Por eso es importante al orar, pedir con lógica; primero que Dios quite toda vanidad de nuestra vida, para que no seamos mentirosos al hablar o al mirarnos en relación con el prójimo. Tengamos en cuenta estos principios divinos y nuestras vidas estarán en orden y tendremos paz. Amén.
Bendiciones.

viernes, 31 de diciembre de 2010

En medio de la prueba

Dios sigue hablando cada día cuando nos acercamos a Él. Solo guardó silencio por un tiempo entre el A.T. y el N.T., probablemente a causa de la tozudez de su pueblo.
Hoy seguimos algunos siguen siendo tozudos, pero estamos en la dispensación de la Gracia, y por los escogidos, Dios sigue hablando.
Proverbios 27:21 dice:
El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro, y al hombre la boca del que le alaba.
Hay tiempos en los que somos probados, son tiempos malos en los que lo único que tenemos claro es que no sabemos lo que está pasando, ni porqué, ni para qué. En esos tiempos entendemos, a la fuerza, que debemos ser humildes y estar contentos, con tan solo sabernos hijos de Dios. Dios es todo para nosotros en ese tiempo de prueba y tribulación pues, como dice al Escritura: “A quién iremos, solo tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). Es “normal” por tanto que en tiempos de prueba nos humillemos, tal vez porque es sencillo sentirse humillado, cuando las cosas no salen bien. De ahí que el proverbio tome fuerza en nuestros ojos a leer que el crisol prueba la plata y la hornaza el oro. Es lógico pues deben ser purificados, hasta ver reflejado el rostro del orfebre en el metal.
La dificultad viene cuando estamos en tiempo de bonanza, cuando todo nos sale bien, cuando el sol brilla en el cielo y nos da su calor, cuando los amigos se multiplican, aunque sea por interés, cuando los hermanos de veras parecen tan espirituales, cuando… Es entonces cuando surge el efecto del proverbio “y al hombre la boca del que le alaba”. ¿Qué quiere decir esto?, pues que cuando todo nos va bien y cuando todos nos alaban y envidian nuestra situación, es cuando realmente estamos siendo probados. Es cuando mas humildad se requiere de nuestra parte y es cuando más difícil es ser humildes, porque el ego humano no soporta estar callado, sin decir “ese soy yo” “eso lo he logrado con mi esfuerzo”, y frases parecidas que, si bien suenan justas, solo muestran que somos, nada mas y nada menos, que egocéntricos y engreídos. Porque no reconocemos en esos precisos momentos, que todo es por gracia, y que si no fuera por la misericordia de Dios, que nos abre las puertas para el triunfo, seríamos menos que el polvo y nadie recabaría en nosotros. Entonces no tenemos en cuenta que Dios es también quien cierra puertas y, si después de un tiempo de ser probados en la vida abundante de bienes, no damos la talla, la puerta se cerrará y seremos humillados a la fuerza de nuevo.
Por tanto, hermano, reconoce que en lo bueno y en lo malo, Dios está contigo y es él, y solo él, en quien puedes confiar en todo tiempo.
Termino con este versículo de Romanos 8:39 que dice: “ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”
Paco Sánchez

jueves, 30 de diciembre de 2010

El pan del cielo

Proverbios 23:15-18.

15Hijo mío, si tu corazón fuere sabio,
También a mí se me alegrará el corazón;
16Mis entrañas también se alegrarán
Cuando tus labios hablaren cosas rectas.
17No tenga tu corazón envidia de los pecadores,
Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;
18Porque ciertamente hay fin,
Y tu esperanza no será cortada.

El Señor nos insta a confiar en Él, no mirando con envidia lo que “disfrutan” los pecadores, sino hablando siempre con rectitud, es decir, con la verdad, lo cual alegra el corazón de Dios. También nos invita, con amor, a perseverar en el temor de Jehová, es decir, a seguir caminado sin ofender a Dios, cosa que podemos lograr teniendo un acercamiento diario al Todopoderoso Dios de los cielos. Termina este párrafo diciendo que hay un final para todo, todo comienza y todo termina un día, y lo dice Aquél quien “es el principio y el fin”, y tiene la cualidad de saber todo por su omnisciencia. Pero tu esperanza no será cortada, llegará el día en que comprobarás que las promesas de Dios son reales y se cumplen, y aunque “todo termine en este tierra” tu seguirás viviendo en la presencia de Dios, pues todo aquél que ha perdido su vida por el Señor, tendrá nueva y eterna vida con Él.

Cena de Navidad 2010


Los niños jugando al "escondite inglés"

Una de las largas mesas

Otra mesa...

Otra mesa...

Ideas para tu evangelismo personal



Puedes enviar este video a quien quieres testificar de Jesús y decirle que despues podéis hablar de ello.